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SUCESOS

Ya entrando en tema, a continuación estarán entonces varias descripciones de diferentes temas,  y lugares, muchos tomados de excelentes escritores (as), otros de mi autoría. Espero sean de su agrado y que los ayuden a inventar sus propios escenarios.

ENTRADA A UNA CLÍNICA.

 

Entró a una gran casa de salud. Una moderna clínica que se levantaba a orillas de una transparente laguna de aguas tranquilas. Cruzó la puerta principal y se internó por anchos y silenciosos corredores pintados de un color crema mate e iluminados por una luz tamizada y suave que emitía un leve zumbido. Penetró por una puerta por donde decía <entrada> y se encontró en un consultorio​.
Alvaro Mutis.
MONTAR EN BICICLETA
(Sucede en el sueño de una Joven).

La bicicleta rodaba suavemente pisando hojas secas y el húmedo suelo de las plantaciones. El aire le daba en la cara con una fuerza refrescante y tónica. Sentía todo su cuerpo invadido de una frescura que, a veces, llegaba a producirle una desagradable impresión de ultratumba. Entraba a una iglesia abandonada cuyas amplias y sonoras naves recorría velozmente en la bicicleta.
Alvaro Mutis.

Llegando a un edificio.

Kira Atravesó con paso rápido las desiertas avenidas, bordeadas por una espesa y descuidada vegetación que apenas dejaba llegar hasta ella el ruido de los tranvías de la calle. Al oír sus pasos, blancas palomas se movían perezosamente entre las ramas: Una abeja zumbaba sobre una espesa mata de trébol florido, y un grupo e gigantescas encinas tendía sus brazos escondiendo el edificio a los ojos de los que pasaban por la calle. En lo más profundo del jardín, se elevaba un pabellón de dos pisos, unido al cuerpo principal de la edificación por el puente de una breve galería. Los cirstales de las ventanas del primer piso estaban rotos, y un gorrión estaba posado sobre la aguda punta de uno de los fragmentos, ladeando la cabeza para mirar a las salas desiertas y mohosas. Pero en el antepecho de una de las ventanas del segundo piso se veía un gran montón de libros.

Ayn Rand (Los que vivimos).

Interior de una casa

Sus magníficos muebles habían desaparecido, pero quedaban las paredes, la chimenea, el techo. Las paredes estaban tapizadas de un blanco brocado, bordado a mano, con delicadas guirnaldas de hojas azules y plateadas. Adornaba la cortina una blanca hilera de cupidos llevando coronas de flores y cuernos de abundancia. Encima de la chimena, una Leda de mármol se inclinaba voluptuosamente bajo la caricia de unas blancas alas.

Ayn Rand (Los que vivimos).

Desfile Militar (hace referencia al ejército soviético)

Desfilaba una manifestación por las calles de una ciudad, celebrando una victoria. Banderas y rostros pasaban lentamente, moviéndose como figuras de cera que obedecían a hilos invisibles: semblantes jóvenes enmarcados por pañuelos oscuros, semblantes viejos arrebujados en bufandas hechas a mano; rostros bajo gorras militares, rostros bajo gorras de pieles, todos iguales, impasibles y sombríos, con la mirada vacía, los labios sin forma ni expresión. Desfilaban sin alterarse, sin músculos, sin más voluntad que los adoquines que pisaban sus pies que parecían inmóviles, sin más energía que las banderas rojas semejantes a velas izadas al viento, sin más fuego que el calor sofocante de militares de epidermis, de millones de músculos relajados y débiles; sin más aliento que el olor a sobaco sudado, a nuca inclinada, a pies cansados: desfilaban, desfilaban en un incesante y monótono movimiento que no parecía vivir.

Ayn Rand (Los que vivimos).

Caminata bajo la oscuridad

Los tres hombres desaparecieron en la oscuridad. El sonido de sus pasos se alejó en la noche. Eran pasos que conocían el camino y sabían que dirección tomar. Fueron primero a un campo de piedras pequeñas y luego pasaron por una zona de piedras grandes y afiladas, Más allá del pedregal, los tres se sentaron para descansar, muy juntos. Así estuvieron largo rato, en silencio. Era noche cerrada y no se oía otro sonido que el de los insectos y las mismas hierbas.

Yasar Kemal (El Halcón).

Amanecer

Con la luz del alba, los tres se despertaron. Por el este, el cielo enrojeció, tiñendo los bordes de las nubes que, lentamente, se fueron haciendo más blancas. Empezó a soplar un airecillo frío pero placentero: el viento del alba.

Yasar Kemal (El Halcón).

Iglesia deshabitada

El centro estaba instalado en una antigua iglesia. Las paredes eran de madera vieja, y el viento penetraba en el interior, agitando los pasquines. Una viga de madera basta sostenía una techumbre que amenazaba ruina; una sola ventana, parte de cuyos cristales habían sido sustituidos por tablas, iluminaba el local, y una vieja bourgeoise de hierro colado lo llenaba de humo. En lo que en otro tiempo habíua sido altar, había una bandera de algodón rojo, y las paredes estaban cubiertas por retratos sin marco.

Ayn Rand (Los que vivimos).

Frío y cielo azul

Hacía frío: un frío punzante e inexorable, pesado como una niebla que penetrase a través de los muros, por las rendijas de las ventanas cerradas, hasta la médula de los huesos a pesar de los gruesos abrigos. El cielo estaba surcado por los nimbos grises, sobre los cuales las nubes parecían caprichosas manchas de tinta, de una tinta desleída en una agua turbia, detrás de la cual parecía imposible que jamás hubiera existido el cielo azul.

Ayn Rand (Los que vivimos).

Primerizo en la cárcel

Todo el que ingresa por primera vez en la cárcel se queda aturdido ante un mundo tan distinto. Se siente perdido en un bosque sin límites, como si hubiera roto todos sus vínculos con la tierra, el hogar, los amigos, el amor; se hunde en un profundo y desolado vacío. Experimenta también otra sensación: se considera enemigo de las piedras, de las paredes, del pequeño trozo de cielo que ve, de la puerta y de las ventanas enrejadas.

Yasar kemal (El Halcón).

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